En una noche como otras, con el poder de la invisibilidad, Dionisia, la mujer súper poderosa de cabello largo y negro, tez morena, ojos color miel, con botas y chaqueta larga de cuero, pantalones cortos, se dispone a hacer su recorrido habitual en el Valle de la Ermita.
Hace varias paradas por la ciudad, visita diferentes lugares, como restaurantes, hoteles, gimnasios, bares, centros deportivos, cines y hogares. Se detiene en cada lugar supervisando que todo esté bien.
De pronto se siente atraída por un galante caballero con aspecto rudo, tosco fuerte que está sentado en una banca de un parque llorando inconsolablemente. No hay alguien alrededor de él. Dionisia se acerca poco a poco y escucha los quejidos de aquel hombre que con unas rosas y chocolates en sus manos dice: -“No entiendo a las mujeres, no las entiendo-. Le he comprado rosas y chocolates a Margarita para que me perdone y en vez de recibir cariño me ha tirado el anillo de compromiso. No entiendo que fue lo que hice mal. Traté de estar cada segundo junto a ella y no perderme de ningún detalle de su vida. Llamándola cada cinco horas, comprándole todo lo que me pidiese”.
Dionisia lo deja y sigue su recorrido. Pasa por un restaurante y ve a una pareja de novios salir de este, peleando y discutiendo ella le gritaba: “Es que simplemente no me quieres entender, intento explicarte pero no quieres entender” él le decía a ella “Yo no entiendo a las mujeres! No las entiendo”.
En un bar al costado de aquel restaurante un grupo de amigos hablaban sobre mujeres, jactándose de que conocen lo que las mujeres quieren y piensan. Haciendo planes de cómo conquistarlas a su manera.
La mujer invisible se sienta en una azotea de una casa y escucha la discusión de un padre con su hija, la niña llora pues no comprende a su padre quien no está de acuerdo con la relación de noviazgo entre ella y el vecino.
Dionisia no puede creer lo que sus oídos han escuchando. Cada uno de los hombres a los que ella escuchó esa noche tenían el conflicto de no poder comprender a las mujeres. Sin embargo pareciera que los hombres ignoran que los enigmas más grandes de nosotras las mujeres tienen que ver con ellos. No todas las mujeres somos iguales así como todos los hombres no son iguales. Somos seres diferentes pero ellos con un poco de conocimiento acerca del otro sexo quizá pueden lograr alcanzar sus objetivos.
Así que Dionisia contrata a unas agentes secretas para que escriban todos los secretos más íntimos del corazón femenino, consejos prácticos y conocimiento básico para ayudar a aquellos hombres que creen no entender a las mujeres.
Las confesiones del baño...por Ana Gabriela H
Agradecimientos especiales por la asesoría en la Edición de esta Publicación:
Emilio Alcántara y Joan Godoy.
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